¡OH NO!

La ciudad de Roma vivió sus años más gloriosos, futbolísticamente hablando, a principios de este milenio, el 2000 vio coronarse a la Lazio, mientras que el 2001 a la Roma y desde entonces la Ciudad Eterna espera eternamente para una nueva vuelta olímpica. Irónicamente si los dos equipos ciudadanos se hubieran tomado menos en serio el mito de Rómulo y Remo, quizás hubiera habido una alegría en la ciudad y de paso Mourinho se habría quedado sin triplete.

Corría la antepenúltima jornada de la Seria A 2009-10, la Roma puntera había perdido un partido de locos contra la Sampdoria de Cassano y Pazzini una fecha antes. Viendo el calendario la única forma en que la loba pudiera salir campeona, sería si el Inter dejaba puntos en Roma, pero no contra los Gialorossi, sino contra sus hermanos de Lazio. Como la Lazio esa temporada andaba mal y se encontraba por primera vez en mucho tiempo luchando por no descender, los dirigidos por Ranieri (que desde que tomó el mando del equipo ningún equipo sumó más que él) tenían una mínima esperanza, que sus enemigos les hicieran un favor. Pero ya decía algún poeta antiguo que no hay nada más poderoso que el Odio. Y el día antes del partido, los ultras de la Lazio, famosos por su amor a Mussolini parafrasearon la famosa frase del Duche antes de la final del 34, convirtiéndola en “Perder o Morir”. Que ni se les ocurriera jugar bien, que los hermanos por nada del mundo podían salir campeones.

Y a lo mejor Júpiter, Neptuno y compañía son hinchas de Nedved y de Nesta, porque ese día perdieron todos los rivales directos de la Lazio, y el descenso parecía tan imposible como ayudar al hermanito. Y ese día la Lazio salió sin ganas, salvo por Zarate a quien sus propios hinchas abucheaban cada vez que disparaba a arco contrario. Inter ganó 2-0, y cada gol fue seguido de un grito Lazial, tan irónico como cínico, acompañado de una cartelera para esos sordos que veían el partido, “Oh nooo”.