Agonía

Cuando Camus dijo que todo lo que sabía de la vida lo había aprendido en un campo de futbol seguro pensó en tantas cosa lindas que tiene este deporte, la felicidad colectica, el compañerismo, la valentía, pero también debió pensar en las duras lecciones que vienen con el balón, las derrotas, el sufrimiento y la agonía. Esa que hemos sentido todos, cuando con el corazón a mil, en el césped, desde nuestro sofá o desde las gradas, vemos el reloj y oramos para que se pite el final. Porqué entre más vivimos el futbol más sabemos que mientras haya así sea una milésima de segundo, un suspiro de calma puede volverse en uno de ira.

Y se me ocurren mil casos de lo que es la agonía, pero cuando veo a los míos colgados del palo al 90+5, siempre voy a esa foto de Japón en un otoño del 93. Porqué si ahora es un fijo en cualquier mundial, para octubre del 93 no había logrado ir a ninguno. Y ese 23 de octubre, al 90, Japón estaba logrando el sueño de todos los que vivimos del futbol, estar en un mundial. Le ganaba 2-1 a Irak y no solo estaba en Estados Unidos como 1ero de Asia sino que eliminaba a Corea del Sur, su archirrival más grande. Era un sueño, ya los ejecutivos de Tokyo compraban sus boletos y reservaban sus hoteles californianos, ya la prensa de Yokohama escribía bien grande sus portadas del día siguiente, “¡Euforia en Doha!”, porqué por esas épocas se jugaba un hexagonal en un país neutro durante 15 días para determinar los bendecidos que representarían a Asia. El árbitro miraba el reloj y tenía el silbato en la boca, pero por algo el futbol es futbol, y así necesitaran un gol cada 10 segundos para clasificar, los Iraquí no se rendirían sin intentar, y de un tiro de esquina corto centraron al área y metieron el 2-2. Apenas el balón cruzó la línea, los japoneses sintieron lo que era la agonía, y se desplomaron al césped. Porqué ya no hubo tiempo para más.

Y si pienso en esa imagen de nipones desconsolados, es porqué luego de lo que fue la agonía de Doha, Japón clasificaría a Francia 98 con un gol de oro al 118, para nunca más dejar de ir a un Mundial. Porqué si la Agonía es lo suficientemente fuerte, el futuro solo puede traer alegrías.