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Entrevista con el Fantasma

  • Foto del escritor: Camilo Muñoz Cortes
    Camilo Muñoz Cortes
  • 2 oct 2016
  • 5 Min. de lectura

Como cualquier joven de mi edad pasó, mis días ideando formas de defraudar al fisco cuando sea grande. Pero a veces planear ser un supervillano cae en la vorágine infinita de la rutina. Es por eso que he adoptado la sana tradición de viajar a lugares lejanos para cazar creaturas místicas. Esta vez después de mucho pensar decidí emprender un viaje a las montañas de los Cárpatos en plena Transilvania para cazar un vampiro.

El primer paso para cazar un vampiro se limita simplemente a no perder tu vuelo, lo cual cuando viajas por una Low-Cost puede llegar a ser más difícil de lo que parece. En efecto a pesar de tener que explicarle a la seguridad del aeropuerto por que llevaba agua bendita, crucifijos de plata y una estaca de madera en mi maleta de mano, logre llegar a mi sala de espera con tiempo más que necesario. Para pasar las tres horas que tenía por delante saque mi iPod y dejé que los cantos gregorianos de las cruzadas se mezclaran perfecto con las viñetas infinitas que ocurrían ante mis ojos. Recién terminado una sonata en SI menor de eunucos polacos, observé una fuerte agitación viniendo de los alrededores de la puerta de embarque. Un mensaje leía que el avión que iba a tomar dirección Berlín venia demorado 30 minutos, teniendo en cuenta que mi tiempo de conexión era exactamente ese tiempo, la idea que pudiera perder mi vuelo de Berlín a Bucarest se cruzó por primera vez en mi mente. De pronto alguno de los guardias poco impresionados al ver mi collar de ajos, era en verdad un gitano vasallo de Drácula y había maldecido mi avión para no llegar a mi cita a tiempo. Finalmente llego mi avión y al ver que la mitad de los pasajeros preguntaban al personal de Air Berlín sobre el poco tiempo que tendrían para hacer sus conexiones, me tranquilicé. Una compañía respetable seguro no dejaría a más de 50 personas perder sus vuelos, eso se sumó al hecho que la canción que escuchaba se acabó literalmente al mismo momento en que el avión aterrizaba en Berlín, lo tome como señal que el destino y yo estábamos sincronizados en el objetivo común de cazar al infame Conde. Me apresure a la puerta del avión, muy apropiadamente al final de cada vuelo Air Berlín regala chocolates franceses en forma de corazón, mientras me comía el mío, observé un avión siendo trasladado a la pista de despegue, una voz interna comento "Vaya vaya vaya, yo diría que ese es nuestro avión". Las puertas se abrieron y logre practicar mi modalidad olímpica favorita, 400 metros aeropuerto, hermosa modalidad que combina escaleras, de subida y bajada, 100 metros planos, esquivar tiendas duty free y pasar por emigración. A pesar de marcar un nuevo record nacional y sobre pasar por más de 15 segundos a mi competidor más cercano, en la línea de llegada ya no había nadie, en efecto había perdido mi vuelo.

Me comuniqué inmediatamente con Bucarest para anunciarle al carruaje que había contratado que no llegaría cuando la luna estuviera más brillante tal como había anticipado. Una persona normal se hubiera indignado o entristecido, pero no yo, aproveché la situación para aprender, en efecto en la fila de unos 20 minutos que tuve que hacer con otras cincuenta personas de 2 vuelos diferentes, logre descifrar el villanesco pero inteligente modelo de Air Berlín. Sobrevenden cada vuelo saliendo de sus base central en Berlín, porque saben que siempre habrá algún vuelo tarde, donde los pasajeros no podrán hacer sus conexiones en los tiempos pactados, luego mandan a estos últimos a hoteles cinco estrellas de los cuales son dueños, porque air Berlín hace parte de Emirates, que a su vez es dueña de todo. Los dejare a ustedes mismos entender cómo se puede defraudar al fisco de esta manera. Mientras todos gritaban y maldecían a Air Berlín yo cogí mi lonchera que me dieron y me senté a comer más chocolates mientras llegaba mi transporte a mi lujoso hospedaje.


Teniendo en cuenta que misión principal era aniquilar un monstruo, decidí madrugar y darme un paseo por Berlín a ver si aprendía algo de su experiencia en aniquilar gente. Reichstag, puerta de Brandemburgo, monumento al holocausto y directo a Bucarest.

Mi carroza me esperaba, pero al parecer la magia gitana seguía en efecto, y un trancón monumental me hizo demorar más de una hora en llegar a mi hotel. Lo cual fue maravilloso ya que pude detenidamente pasar por todas las calles que recorrería los días futuros, la asombrosa arquitectura que rodea la calle de la victoria llena de museos, embajadas parques y edificios, cada uno más imponente y bello que el anterior. Tanto así que una vez en el hotel, me limite a dejar mis utensilios de caza y salir a caminar por unas cuantas horas la bella capital Rumana. El sol ya caía sobre Bucarest y para evitar tener que luchar con vampiros antes de lo previsto y ahorrar fuerzas para mi batalla del día después, decidí que mi última parada del día sería el edificio público más pesado, más grande y más costoso de la historia. El palacio del parlamento, donde discutiría con el fantasma de Ceausescu sobre su país y sobre Drácula. Ceausescu salto a la fama al negarse a apoyar a la URSS en su invasión a Checoslovaquia, lo cual le ganó amigos en occidente que decidieron acordarle un préstamo colosal a Rumania para que el pudiera construir su parlamento, desgraciadamente para el después de una visita a corea del norte, le gustó eso del culto de la personalidad y estar aislado de todo el mundo, lo cual lo llevó a racionar comida y útiles con el fin de dejar su deuda externa en 0. Funciono, sí, pero los rumanos le dieron las gracias haciendo una revolución y ejecutándolo. Ahora el fantasma del buen Nicolae ronda los alrededores del parlamento dando informaciones a cazadores de vampiros como yo.

Como vio que tenía hambre fuimos a comer a una linda plaza estilo colonial, me recomendó dos platos, cerdo ahumado con carne molida de cerdo rodeada de repollo o estofado de cerdo, salchicha y pollo, ambos con polenta. Me explico que tras las invasiones otomanas la gente había comenzado a criar solo cerdos para que los turcos musulmanes no tuvieran que comer. "Un poco cruel, no crees Nico?" le dije, "Cruel, Vlad el empalador" respondió. Doce años en la cárcel por robarse los impuestos que recaudaba, al salir el oriundo de Transilvania llego al poder de lo que hoy es Rumania, e impuso mano dura, a cualquiera que no cumpliera las reglas lo mandaba a empalar, rompiendo la tradición de que a los ricos se los decapitaba y a los pobres se los hacía sufrir, "Un comunista de verdad" comento Nicolae. Vlad de la casa de los Dragones, Dracul en rumano, no solo mando a empalar 20 mil personas sino que entendiendo los poderes del marketing, se hizo retratar desayunando alrededor de cuerpos empalados y le mando el retrato a todos los reyes de Europa. También disperso otros rumores que a lo mejor son verdad como que hablaba 17 idiomas, o que en su periodo en la cárcel empalaba ratas por diversión. Tenía más preguntas para Ceausescu pero apenas llego la cuenta se esfumó como el fantasma tacaño que es, menos mal que en Rumania todo es barato y no tuve problemas, y pude dirigirme felizmente a mi hotel. Al día siguiente atravesaría (del latín Trans) los bosques (del latín Selva) de los Cárpatos para llegar a Transilvania.


(Continuará)


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