El Taxista Poliglota que Odia a los Gitanos
- Camilo Muñoz Cortes
- 21 ago 2016
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 23 jul 2022

Después de cuatro aviones, cuatro países y una pequeña estadía en París, por fin lleguen a Estocolmo. Ciudad en la que ya estuve en diciembre de 2013 (chicanear siempre es importante). La última vez que por llegar de Copenhague (doble chicaneo por escribirlo en inglés) me toco llegar al terminal 2 y recuerdo pensar "este aeropuerto no es tan grande como dicen" y haberme burlado de su talla en diferentes ocasiones en el curso de los últimos tres años, esta vez en el terminal 5 tuve que caminar 20 minutos solo para llegar a recoger mi maleta, (nota mental dejar de burlarme de Barranquilla que conociendo la ironía de los dioses voy a terminar viviendo ahí). Después de una buena espera por fin llego mi maleta y procedí a coger el taxi...
El conductor, un canoso señor llegando a 60 puso mis maletas en el baúl, preguntó a donde iba y arrancó. Como buen taxista no pudo mantenerse callado más de tres milisegundos, y disparo. "De dónde viene?" Como estaba cansado para inventarme un vida falsa, como suelo hacer en esos casos para divertirme, solo respondí París (con un lindo acento americano por cierto). Ni una corrida de Bolt después un "Ósea que usted es Francés?" Se oyó desde el asiento delantero. Para evitar contarle que hace un colombiano en Suecia y evitar preguntas del tipo "o sea que ustedes tienen micro-hondas?" Respondí con un sutil y para nada convincente "Ehh si". Una vez dada la euroseñal Andrei (así se llama) lanzo con voz contundente "Y en Francia ya arreglaron toda esa llegada de migrantes? O todavía tienen" boom.
Un debate interno nació en mí, ¿Seguir mi pasatiempo favorito? El de fingir ser malo, fingir ser bueno y dar una charla sobre porque esa gente no es mala? ¿Ser yo mismo y decirle que el quetzal es la moneda de Guatemala? Dudando del interés del buen Andrei en pájaros centro-americanos, tome la decisión correcta y dije: "Esos bandidos saben que en París los cogen, así que se van a atormentar a la gente de las pequeñas ciudades".
La Trump-señal una vez lanzada, tuvimos una maravillosa conversación de 10 minutos, donde intercambiamos anécdotas de todas las formas en que los gitanos (porque para Andrei los únicos inmigrantes son gitanos) roban, engañan y demás en París, Estocolmo, Madrid y Palm Beach (estos dos últimos lugares, fueron el lugar de vacaciones de Andrei hace unas semanas, nótese que dijo Palm Beach y no Miami). Además del hecho que ya no se les puede llamar gitanos porque es racista para algunos, ambos concordamos que tal cosa es tonta, que hay que decirles gitanos y ya, así, nos tilden de racistas.
--Pequeña paréntesis, uno sabe que está en el lugar indicado cuando hasta los taxistas chicanean--
Una vez unidos por la xenofobia (y eso que no le conté la vez que una gitana me echo una maldición), Andrei prosiguió a contarme de todo (ven, eso de ser psicólogo está bien sobrevalorado).
De sus vacaciones en Palm beach donde fue a un show de cocodrilos, hasta la gente que famosa que había llevado en limusina (puntos para Andrei por chicanear más que yo). Un poco decepcionado al ver que no conocía a ninguno de los cantantes que mencionaba y por qué se me salió que hablaba español porque tenía raíces colombianas (Para ser justos no había chicaneado en un buen rato desde que dije "Erasmus" con acento parisino). Paso a cómo era la pronunciación correcta de su nombre (andsh). Finalmente, me contó que iba a tomar un curso de alemán en la universidad de Estocolmo (será para leer Mein kampf), que ya hablaba español, sueco e inglés y que entendía francés, pero no lo dominaba. Antes de llegar al hotel nos dio tiempo de una pequeña charla futbolera sobre los equipos de la ciudad y como la mafia se ha infiltrado en la junta directiva del AIK.
Finalmente, el aviso del Queen's Hotel apareció, pagué, Andrei me paso mis maletas y nos despedimos. Con un poco de suerte vuelva a ver a Andrei por la universidad, y así mi alter ego y él podrán seguir intercambiando anécdotas de minorías indeseadas en cinco idiomas diferentes.
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